Nosotros siempre recomendamos externalizar a profesionales todos aquellos trabajos trabajos que son claves para cualquier empresa, como por ejemplo del diseño corporativo.

 

Sin embargo, y pese a que invertir en un buen logotipo es muy rentable y muy rápido de amortizar, hay muchos pequeños emprendedores que prefieren probar suerte y comprar un logotipo de un banco de logotipos ya que tienen un coste muy inferior al ser logotipos que pueden utilizar diferentes marcas. O hacerlos ellos mismos, ya sea pidiéndoselo a un primo, amigo o un vecino que dibuja «muy bien» o, haciéndolo por el mismo.

 

Hacer un logotipo profesional es mucho más difícil de lo que parece

 

Diseñar un logotipo es un trabajo complejo, tedioso y meticuloso que requiere de creatividad, gusto, habilidad manual, conocimientos de diseño gráfico, conocimientos del mercado y conocimientos de programas de vectorización.

Por eso, hemos querido hacer este artículo con dos objetivos: 

 

 

 

Cómo diseñar un logotipo profesional

 

 

1. Conceptualización del logotipo

 

La conceptualización es la primera parte del trabajo. Y suele ser la etapa más larga que en algunos casos nos puede llevar más de una semana ya que tiene diferentes fases:

 

 

Crear el concepto:

Este el primer paso y será determinante para el éxito del diseño final. Por lo que merece la pena dedicarle todo el tiempo que sea necesario para asegurarnos que no damos pasos en falso y que realmente hacemos una conceptualización adecuada a las necesidades de comunicación de la empresa.
Para realizarlo, necesitaremos creatividad, conocimientos de diseño, de marketing, gusto y criterio. 
En general, cuando un cliente te pide un elemento de identidad corporativa suele tener un nombre ya pensado. El nombre del negocio, su actividad, sus valores, su público objetivo, su ubicación,… nos ayudarán a generar algunos conceptos que aporten valor para definir la identidad corporativa.
Del mismo modo, dependiendo del tipo de negocio, de los valores de la empresa, de la «actitud» de la empresa, etc. deberemos determinar qué elemento de identidad corporativa le conviene más, y por qué: un logotipo, un isotipo, un imagotipo, un isologo.
Así mismo, conocer la industria, el sector y a la competencia nos ayudará a encontrar esos puntos diferenciales que aportarán más valor añadido a la marca y la diferenciará del resto.

Una vez tengamos los conceptos claros, podremos determinar unas líneas de diseño a desarrollar.

 

Estudio de formas y estilo:

Este paso va de la mano de la conceptualización. Cuando ya hemos definido qué elemento de identidad corporativa es el que más se ajusta a las necesidades de comunicación de la empresa, deberemos estudiar las formas y el estilo acorde a la imagen que quiera proyectar la empresa y que sea atractiva para su público potencial. Es el momento de plantearse: ¿un estilo clásico? ¿moderno? ¿abstracto? ¿infantil? ¿artesano? ¿sobrio? ¿elegante? ¿desenfadado? ¿con líneas finas? ¿gordas? ¿redondas? ¿cuadradas? ¿con serif? ¿sin serif?

 

 

Bocetar en papel: 

Una vez tenemos el concepto claro de cómo queremos que nos vean, qué queremos transmitir, qué imagen queremos proyectar, qué  nos diferencia de la competencia, etc. es la hora de bocetar. Es el momento el lápiz y el papel y de intentar unificar y darle forma y sentido a todos los conceptos. Es importante para esta fase despegarse del ordenador y trabajar a mano alzada en papel, ya que este forma de trabajo ayuda potenciar nuestra creatividad y evitar bloqueos creativos.
Es el momento de plasmar las primeras ideas, visualizarlas y descartar aquellas que no dan la talla. Normalmente, para elegir 3 o 4 bocetos que se ajustan a las necesidades del cliente, deberemos hacer unos 20 o 30 bocetos diferentes.

 

 

Vectorizar los bocetos elegidos:

Para este paso será necesario tener conocimientos de programas de vectorización como Illustrator, Freehand, o Corel Draw (aunque nosotros recomendamos Illustrator en cualquier de sus versiones) ya que deberemos pasar los diseños realizados a mano en lápiz y papel a vectores en el ordenador. 

 

 

Estudio de colores:

Cuando ya hemos elegido y vectorizado los diferentes bocetos que le queremos presentar al cliente, deberemos determinar los colores más representativos de la empresa en función de lo que se busque transmitir y en función de la diferenciación que se quiera hacer respecto a la competencia
En algunos casos el cliente determina los colores que quiere, independientemente de si son o no los más adecuados. En este caso, es bueno estudiar si el color elegido por el cliente es adecuado y representa verdaderamente a la empresa y sus productos o servicios. Y en el caso de que no sea así, tendremos que argumentarle al cliente porqué ese color no le va a beneficiar y otro color si.
En este paso, será imprescindible tener conocimientos de cómo se forma el color, puesto que los colores impresos y los colores de pantalla son diferentes.

 

Presentar las primeras propuestas:

Una vez tenemos los 3, 4 o 5 bocetos elegidos trazados y coloreados (siempre y cuando el logo o el elemento de identidad corporativa así lo determine), deberemos preparar las propuestas para presentarlas al cliente. Es el momento de presentar visualmente las ideas de identidad corporativa y mostrárselas al cliente para que él elija la línea de diseño que más le gusta para su empresa.
El cliente no tiene porque saber de diseño. Y en algunas ocasiones la línea de diseño que más le gusta al cliente suele ser la que menos le gusta al diseñador. Por eso, hay que seleccionar los bocetos con cuidado, y elegir únicamente aquellos que realmente se ajusten a las necesidades de comunicación, a los valores de la empresa, al público potencial y que aporte valor añadido.

 

 

Modificar y perfeccionar la propuesta elegida por el cliente o volver a empezar:

El feedback del cliente determinará la línea del diseño final. En algunos casos, elegirán a la primera uno de los bocetos que hemos presentado. En otros casos, decidirán una línea a seguir pero solicitarán algunos cambios o modificaciones de forma, color, tipografía, etc. Y en otros casos, ningún boceto será convincente y tocará empezar de 0 el trabajo de conceptualización y diseño de bocetos.
Lo cierto es que cuánto mejor hayamos hecho el trabajo de conceptualización más fácil será que el cliente apruebe a la primera un diseño.

 

 

2. Realización del logotipo

 

La realización del logotipo, o del elemento de identidad corporativa es la parte más técnica del trabajo. Y para realizarla será imprescindible tener conocimientos de diseño gráfico y corporativo, así como del manejo de programas vectoriales de diseño.

 

Probar el logotipo en diferentes tamaños:

Una vez tenemos el diseño final aprobado, será necesario realizar algunas pruebas para asegurarnos de que ese logotipo, o cualquier otro tipo de elemento de identidad corporativa, se adecua a los diferentes tamaños a los que luego se tendrá que exponer: quizás más adelante el cliente quiera realizar un pin, una etiqueta de ropa o una tarjeta de visita. Por lo que tendremos que achicarlo al máximo y asegurarnos que no pierde ni visibilidad ni legibilidad. Del mismo modo, quizás más adelante el cliente necesite hacer una valla de publicidad exterior, por lo que deberemos ampliarlo al máximo y comprobar que sigue teniendo la misma fuerza visual.
Para este paso, es crucial haber hecho primero la vectorización, puesto que sino no podremos agrandar el diseño ya que se pixelará.

 

 

Adaptar el logotipo a blanco y negro y negativo:

Del mismo modo que debemos comprobar que los diferentes tamaños y medidas no afectan al diseño y a su fuerza y legibilidad, también deberemos comprobar que el logotipo funciona correctamente cuando está en blanco y negro y en negativo. Puesto que es muy probable que el cliente más adelante necesite utilizar el logotipo en blanco y negro, en escala de grises o en negativo.

 

 

Preparación del logotipo final:

Ya casi tenemos el logotipo listo para entregar. Sin embargo, aun faltan unos pequeños detalles que no asegurarán que el cliente puede utilizar el logotipo en todos los medios y canales que quiera. Para ello, deberemos adaptar el logotipo a los distintos modos de creación de color existentes: RGB, CMYK o Pantone. Ya que es muy probable que el cliente más adelante quiera utilizar su logotipo en la web y que también quiera imprimirlo en offset o en digital. Por lo que deberemos adaptarlo a los 3 colores y preparar los datos de colores que posteriormente el cliente necesitará para trabajar adecuadamente con su logotipo.
Además, deberemos vectorizar la tipografía, las formas, transparencias (si es que las tiene), etc. para asegurarnos que el logo no se cambia, no se deforma y no se estropea. 

Entregar el trabajo final al cliente:

Con todo el material ya preparado solo falta la entrega final al cliente en el formato o formatos que se hayan acordado: PNG, PDF compatible, JPEG, TIF, AI, FR, CDR, etc. Por lo que deberemos preparar el material final en todos aquellos formatos que sean necesarios.

 

 

 

Como habréis visto, hacer un logotipo que realmente sea capaz de funcionar en el tiempo requiere de mucho trabajo, tanto de conceptualización como de realización y muchos conocimientos específicos. Por lo que la mejor opción, y la mas económica si se tiene en cuenta la relación calidad-coste-oportunidad, es contratarlo a empresas o profesionales especializados en diseño gráfico y diseño corporativo.

Ya que un logotipo profesional, además de que nos asegura que está bien hecho y que por lo tanto nos vamos a evitar sorpresas en las adaptaciones y en los cambios de tamaño y a que vamos a trasmitir una imagen profesional de nuestra empresa, estará adecuado a nuestras necesidades como empresa, a nuestros valores, etc. y nos ayudará a captar clientes, a vender nuestra marca, servicios y productos, a ganar visibilidad, a posicionarnos en la mente de nuestro público objetivo, etc.

Obviamente el logotipo DIY es una opción, aunque poco recomendable ya nos jugamos toda la imagen de la empresa y, cuando un logotipo es poco adecuado, termina dando muchos dolores de cabeza.

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