En muchas ocasiones utilizamos las palabras emprendimiento, Pyme y Start Up como sinónimo. Sin embargo no son exactamente lo mismo.

 

En qué se diferencia una Pyme, un emprendimiento y una Start Up 

 

 

 El tiempo en marcha, el nivel de riesgo y la capavidad de crecimiento son los 3 aspectos principales que diferencian los emprendimientos, las Pymes y las Start ups.

 

Por eso hemos querido dedicar un post a explicar las diferencias para que podáis evaluar qué tipo de negocio os conviene más a nivel estratégico y cómo dar el salto de tipo de negocio a otro.

 

 

 

Un emprendimiento:

 

Según la Real Academia de la Lengua, un emprendimiento es la acción o el efecto de emprender. Entendiendo como emprender acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro.

 

Por lo tanto, podemos entender como emprendimiento cualquier tipo de nuevo proyecto o nuevo negocio que cree una persona emprendedora: desde un autónomo que vende sus productos hechos a mano, hasta un negocio de barrio que está empezando o un macro-proyecto con aspiraciones internacionales. Cualquier negocio que arranca tiene cabida en el término emprendimiento: una micro-empresa, una Pyme, una Start Up o una multinacional con pocos años de vida.

 

Sin embargo, cuando en general se habla de emprendimiento, se asocia a las micro-empresas que acaban de empezar.

 

 

Una Pyme:

 

Una Pyme, sin embargo, es una empresa mercantil, industrial, etc., compuesta por un número reducido de trabajadores y con un moderado volumen de facturación. 

 

Las pautas de las Pymes vienen marcadas legalmente por la cantidad de personal (en España por ejemplo deben tener entre 11 y 250 trabajadores) y la facturación anual de la empresa que no debe superar los 50 millones de euros al año.
Para ser una Pyme no importa el tiempo que el negocio lleve en marcha, el riesgo que tenga el negocio, el tipo de estrategia de mercado que tenga, el potencial de crecimiento que tenga, etc.

 

Sin embargo, cuando nos referimos comúnmente a una Pyme, solemos imaginarnos una empresa pequeña o mediana pero asentada, con varios años en funcionamiento, una facturación más o menos estable y pocas posibilidades de crecimiento exponencial.
Pero lo cierto es que cualquier Pyme cuando empieza puede ser una Start Up siempre y cuando busque abrirse camino en nuevos mercados sin explotar.

 

 

Una Start Up:

 

Por otro lado, están las Start Up. Una Start Up es un negocio que está empezando y que comúnmente se asocia a la tecnología, la innovación, internet, el mundo digital, etc. aunque no tiene porqué estar centrado en estos sectores. 

 

Una Start Up es un emprendimiento que puede terminar siendo una micro-empresa, una Pyme, una multinacional o un proyecto fallido.
Pese a que suelen comenzar con una idea rompedora, bajos presupuestos y poco personal, tienen mucho potencial de crecimiento. Las Start ups, buscan financiación a través de inversores visionarios (business angels) que apuesten por el proyecto.

Las Start Ups suelen experimentar con nuevos mercados incipientes donde apenas hay competencia. Y, como con cualquier empresa que practique la estrategia del océano azul, una Start Up puede tener un enorme crecimiento en muy poco tiempo al satisfacer una necesidad insatisfecha de un mercado incipiente o por el contrario puede ser un gran fracaso. Por eso, invertir en una Start Up puede ser un negocio de alto riesgo que salga muy bien o muy mal. 

 

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Para pasar de Pyme a Start Up es necesario un buen plan de negocios que siga la estrategia del océano azul

 

En el mundo de los negocios es muy cambiante. Por eso, es muy importante ser conscientes del ciclo de vida en el que se encuentra nuestra empresa para evitar que nuestro negocio se estanque, entre en declive y termine cerrando. 

 

Y una buena opción para cualquier Pyme que se encuentre al final de su estado de madurez puede ser reinventarse como Start Up. 

Para convertir una Pyme en una Start Up es necesario re-plantear el modelo de negocio, hacer un buen estudio de tendencias y de mercado siguiendo la estrategia del océano azul, es decir, buscar áreas de negocio respondan a una necesidad latente, que minimicen los gastos de inversión, que aun no estén explotadas por la competencia y que tengan un gran potencial de crecimiento. 

Otra opción puede ser hacer un Spin off (término anglosajón que se utiliza para nombrar a un proyecto que nace de otro anterior) Es decir, crear una sub-empresa dentro o fuera de la Pyme con un planteamiento de negocio que siga la estrategia del océano azul.

Lo cierto es que con unos buenos estudios de mercado, un buen plan de negocios y una buena aplicación de la estrategia de océano azul cualquier Pyme y/o emprendimiento puede reinventarse como Start Up. Y, cuánto mejor y más detallados sean los estudios previos y más profesional sea el plan de negocios y la estrategia de negocios, más posibilidades tiene la Start Up de convertirse en la gallina de los huevos de oro.

 

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